Los responsables del archipiélago portugués están interesados en poner en marcha una planta similar.

Una amplia comitiva del gobierno de las islas Azores, formada por políticos y ganaderos y encabezada por el director general de Desarrollo Agrario del archipiélago, Joaquim Mario Grilo Pires, visitó ayer las instalaciones de la Gestora de Subproductos de Galicia (Gesuga), en el lugar de Areosa, en la parroquia cercedense de Queixas.

Acompañados por el gerente de la sociedad, Ramón Devesa, los portugueses recorrieron toda la planta y conocieron de primera mano el sistema de gestión de residuos cárnicos que se lleva a cabo en Galicia, ya que el objetivo de los visitantes es poner en marcha un programa similar en las Azores, donde los cadáveres y restos de animales se entierran en vertederos.

Guiados por Devesa, la comitiva lusa comprobó cómo funciona el sistema de recogida (52 camiones circulan a diario por Galicia y transportan entre 700 y 800 animales) y qué tratamiento reciben los más de 140.000 kilos que cada día llegan a la planta cercedense. En las instalaciones de Areosa, las reses muertas en granjas por motivos desconocidos y los restos de despieces realizados en mataderos que no sirven para la alimentación son destruidos con todas las garantías de seguridad.

Cemento y combustible

En la planta, que trabaja las 24 horas del día, los residuos se transforman en energía y en una pasta que posteriormente recogen y utilizan las empresas cementeras. Una vez que el animal entra en la planta, los desperdicios son sometidos a una sesión de cocido, prensado y deshidratado que elimina el riesgo de que esos restos acaben formando parte de una alimentación inadecuada de otras reses, el principal peligro de que se transmita el prión causante de la enfermedad de las vacas locas.

De esa masa prensada, informe e inútil, salen dos totalmente aprovechables y agua, que se envía a una depuradora para eliminar todos los posibles residuos contaminantes. La grasa, 80 toneladas por día, se convierte en la energía biocombustible que nutre la propia planta de Gesuga.

Por último, la harina resultante del cocido y prensado de la carne y huesos se carga en camiones de cementeras que semanalmente se abastecen en Cerceda de esta materia prima para crear masa de construcción.

El sistema de Gesuga dejó gratamente impresionados a los integrantes de la expedición de las Azores y el director general de Desarrollo Agrario del archipiélago aseguró que «se trata de un proyecto muy útil ambientalmente y nos ha quedado claro que resuelve los grandes problemas que provocan los residuos agropecuarios, es un sistema muy limpio y tiene un gran aprovechamiento energético». En su opinión, y aunque la producción cárnica de las islas no es tan elevada como la de Galicia, el método de Gesuga sería perfectamente exportable a las islas. «En nuestro caso las reses se entierran o, en el mejor de los casos, el problema de los residuos se resuelve a través de la incineración, un proceso energético mucho más caro y en el que no hay un aprovechamiento como el que hemos visto aquí», aseguró Joaquim Pires, quien concluyó que la visita a Cerceda había resultado «muy interesante».